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La Artritis Reumatoide (página 2)



Partes: 1, 2

El interrogatorio puede proporcionar datos
muy característicos y valiosos para el diagnóstico
de la enfermedad, muy en particular la presencia de dolor y
rigidez matutina, sobre todo si se presentan de forma
simétrica en las pequeñas articulaciones de manos y
pies.

A continuación, el médico
procede a la exploración física del paciente
poniendo especial atención en las articulaciones
afectadas, con el objeto de comprobar si están aumentadas
de volumen y más calientes de lo normal, pero
también investiga la eventual presencia de signos que
sugieran la afectación de otras articulaciones o de otras
manifestaciones más o menos comunes de la AR, como los
nódulos reumatoides.

En general, tras el interrogatorio y la
exploración física, el reumatólogo ya suele
tener la información suficiente para sospechar que las
manifestaciones que ha evaluado en el paciente pueden ser
provocadas por una AR, aunque no es infrecuente que los
síntomas y la exploración física no sean lo
bastante definidos o característicos. Sea como fuere, el
facultativo solicitará algunas pruebas complementarias
para confirmar el diagnóstico.

  • El diagnostico diferencial

Se denomina "diagnóstico
diferencial" al conjunto de evaluaciones que llevan a cabo los
médicos para descartar posibles diagnósticos hasta
confirmar uno solo. El diagnóstico diferencial puede ser
bastante complejo cuando las manifestaciones que tiene un
paciente pueden atribuirse a varias enfermedades.

La lista de enfermedades que se pueden
confundir con la AR es extensa, aunque entre ellas destacan otras
enfermedades autoinmunes y algunos procesos infecciosos, como la
artritis infecciosa. Por la misma razón, son muchas las
pruebas complementarias que pueden verse obligados a solicitar
los médicos para confirmar el diagnóstico de
AR.

En estos casos, es posible que el
especialista decida iniciar el tratamiento antes de obtener la
confirmación diagnóstica, ya que, como se ha
repetido, el retraso en el inicio del tratamiento conlleva un
empeoramiento del pronóstico y de la calidad de vida. En
cuanto al paciente, lo más conveniente es que se arme de
paciencia y no opte por cambiar de médico cada vez que
haya una complicación en el proceso de
diagnóstico.

  • El diagnostico precoz

El diagnóstico precoz permite la
instauración del tratamiento oportuno en las fases
iniciales de la enfermedad, y por ello resulta muy importante
para mejorar el pronóstico y la calidad de vida de las
personas con AR.

Tradicionalmente se ha considerado como
diagnóstico precoz el que se lleva a cabo antes de que
transcurran dos años desde el inicio de las primeras
manifestaciones de la AR. Sin embargo, en la actualidad, con la
disponibilidad de los nuevos y eficaces medicamentos, este
período se ha rebajado y tiende a considerarse que un
tratamiento precoz debería instaurarse antes de que pasen
tres meses del inicio de las manifestaciones. Es decir: es muy
conveniente que el diagnóstico se confirme lo antes
posible (y, sobre todo, que el tratamiento se inicie con la
máxima brevedad).

En general, los pacientes son atendidos
inicialmente en los centros de atención primaria, donde
cuentan con los recursos necesarios para efectuar el
diagnóstico en la mayoría de los casos, así
como para iniciar el tratamiento. No obstante, más tarde o
más temprano, el paciente suele ser derivado a la consulta
del reumatólogo, el especialista de referencia para los
pacientes con AR.

  • Los factores
    pronósticos

Hoy en día, al realizar el
diagnóstico de la enfermedad, los reumatólogos
también pueden prever, hasta cierto punto, si el trastorno
tenderá a evolucionar de forma más o menos grave
basándose en la valoración de los llamados
«factores pronósticos» de la AR. Estos
factores pronósticos incluyen una serie de variables o
circunstancias tan diferentes como la edad del paciente al inicio
de la enfermedad, los marcadores de predisposición
genética, la intensidad y las características de
las manifestaciones propias de la AR, la detección y la
cuantificación de los llamados marcadores
sanguíneos de la artritis reumatoide, la evaluación
de las lesiones mediante exploraciones radiológicas o el
inicio del tratamiento en las fases tempranas del
trastorno.

Los reumatólogos suelen analizar y
valorar estos factores en las primeras visitas con el objeto de
confirmar el diagnóstico de AR y perfilar un
pronóstico individualizado. No obstante, también
analizan algunas de estas variables en las visitas
periódicas de control, en este caso no sólo para
evaluar la evolución de la enfermedad, sino también
la eficacia del tratamiento.

Principales "factores
pronósticos" de evolución
desfavorable

  • Retraso en el
    diagnóstico.

  • Inicio tardío del
    tratamiento.

  • Inicio de la enfermedad antes de los 40
    años de edad.

  • Afectación de más de 20
    articulaciones al inicio de la enfermedad.

  • Afectación de grandes
    articulaciones (hombros, rodillas,caderas) al inicio de la
    enfermedad.

  • Presencia de marcadores
    sanguíneos de AR (factor reumatoide, proteína C
    reactiva, anticuerpos anti-CCP).

  • Elevación persistente de la
    velocidad de sedimentación globular (VSG).

  • Presencia de ciertas variantes
    genéticas (HLADR4 y epítope
    compartido).

  • Detección de cambios
    radiológicos articulares importantes en las fases
    iniciales.

  • Incapacidad funcional en las fases
    iniciales.

Tratamiento

Lamentablemente, el tratamiento disponible
en la actualidad no permite curar la enfermedad, aunque sí
aliviar de manera notable la intensidad de las manifestaciones,
reducir o incluso frenar la actividad inflamatoria y prevenir las
secuelas –antaño características– de
las fases avanzadas.

El tratamiento consiste básicamente
en la combinación de una terapia no farmacológica y
una terapia farmacológica. De forma complementaria, a
veces se recurre a la cirugía, por ejemplo para
reconstruir un tejido afectado o para reemplazar una
articulación por una prótesis.

La terapia no farmacológica
corresponde a una serie de recomendaciones relacionadas con el
reposo y la realización de ciertos ejercicios destinados a
mejorar la flexibilidad de las articulaciones afectadas.
Asimismo, a menudo se indica el seguimiento de técnicas de
fisioterapia o la inmovilización temporal de un segmento
corporal, por ejemplo mediante el uso de férulas de
reposo.

  • Terapia no
    farmacológica

La terapia no farmacológica cumple
un papel muy importante en el tratamiento de la AR, porque ayuda
a que la persona afectada se sienta mejor y disfrute de una mejor
calidad de vida.

Debe quedar claro que en ningún caso
la terapia no farmacológica puede sustituir a la
farmacológica, que es la que puede modificar el curso de
la enfermedad y, por lo tanto, constituye el pilar fundamental
del tratamiento de la AR. Es más: gracias a la nueva
medicación disponible para el tratamiento de la AR, se
está consiguiendo mejorar de forma remarcable el
pronóstico y la calidad de vida de las personas afectadas,
con lo que el papel de la terapia no farmacológica empieza
a ser menos importante de lo que era hace tan sólo unos
años.

La terapia no farmacológica incluye
un amplísimo abanico de recomendaciones generales y
terapias complementarias con objetivos tan variados como adaptar
los hábitos de vida a las capacidades del paciente,
aliviar y/o saber convivir con el dolor, mejorar la flexibilidad
de las articulaciones o sentirse con más energía y
optimismo.

  • El ejercicio físico

La actividad y el ejercicio físico
pueden contribuir a mejorar el estado general y de las
articulaciones en las personas con AR siempre y cuando se
practiquen de forma moderada, atendiendo a las circunstancias
particulares que atraviesa cada paciente y, por supuesto, con el
consentimiento del equipo asistencial.

Las recomendaciones en cuanto al ejercicio
físico forman parte del referido «plan de reposo y
ejercicio físico» personalizado que se elabora
teniendo en cuenta aspectos tan variados como la edad y el estado
físico del paciente; la intensidad de la actividad
inflamatoria, el dolor y la rigidez articular; la presencia de un
mayor o menor grado de limitaciones de los movimientos, y las
preferencias individuales de cada persona.

En general, se recomienda reducir la
actividad y evitar el ejercicio físico durante los
períodos de intensa actividad inflamatoria, mientras que,
por el contrario, se indica reiniciar e incrementar la actividad
física cuando los síntomas son menos acusados y en
los períodos de remisión.

Conviene evitar los ejercicios
físicos y las actividades deportivas que conllevan la
realización de esfuerzos intensos y mantenidos. En cambio,
los ejercicios aeróbicos, como los que representan la
marcha, andar en bicicleta y nadar, practicados con
moderación, durante un mínimo de unos 30 minutos y
tres veces a la semana, figuran entre los más
recomendados.

  • La fisioterapia

La fisioterapia consiste en la
utilización de un conjunto de medios físicos para
el tratamiento de enfermedades, entre ellos el frío, el
calor o las corrientes eléctricas, así como la
realización de ciertos tipos de ejercicios físicos
y la aplicación de masajes. Algunas pruebas realizadas por
los fisioterapeutas sirven para controlar la evolución y
los resultados de los tratamientos.

Las personas con AR pueden requerir la
ayuda de la fisioterapia en diversas fases y circunstancias de la
enfermedad, en particular para aliviar el dolor, reducir la
rigidez y aumentar la flexibilidad articular. En general, se
considera que estas terapias constituyen un complemento del
tratamiento farmacológico y del ejercicio físico,
ya que sólo tienen un efecto puntual y
pasajero.

  • Terapia farmacológica

Los principales fármacos que se
utilizan en el tratamiento de la AR son los analgésicos,
los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), los corticoides, los
fármacos antirreumáticos modificadores de la
enfermedad (FAME) tradicionales y los FAME
biológicos.

La terapia farmacológica de la AR
puede llegar a ser muy compleja, pues tiene que ajustarse a la
evolución de la enfermedad, a las circunstancias en las
que se encuentre el paciente, a los resultados alcanzados con los
tratamientos previos y a la eventual aparición de efectos
adversos o existencia de contraindicaciones.

En las visitas de control, el
reumatólogo recabará información sobre todas
las variables relacionadas con el tratamiento, haciendo especial
hincapié en la terapia farmacológica. Así
pues, estas visitas brindan el marco idóneo para que el
paciente plantee todas las dudas e inquietudes que pueda tener en
relación con la medicación que está
tomando.

  • Analgésicos

Los denominados analgésicos simples,
como el paracetamol, actúan disminuyendo el dolor y la
fiebre. En la AR, a veces se indican puntualmente para reducir
estos síntomas, pero no suelen integrar los planes de
tratamiento básicos porque no actúan sobre la
inflamación y porque pueden alterar la actividad de otros
fármacos. Por todo ello, aunque estos fármacos se
pueden adquirir sin receta, las personas con AR no deben tomarlos
sin el previo consentimiento del facultativo.

Los analgésicos más potentes,
como la morfina y derivados, son muy efectivos para mitigar el
dolor, pero tienen el inconveniente de inducir adicción,
por lo que se reservan para situaciones extremas en las que las
molestias son realmente intolerables.

  • La cirugía

Los denominados analgésicos simples,
como el paracetamol, actúan disminuyendo el dolor y la
fiebre. En la AR, a veces se indican puntualmente para reducir
estos síntomas, pero no suelen integrar los planes de
tratamiento básicos porque no actúan sobre la
inflamación y porque pueden alterar la actividad de otros
fármacos. Por todo ello, aunque estos fármacos se
pueden adquirir sin receta, las personas con AR no deben tomarlos
sin el previo consentimiento del facultativo. Los
analgésicos más potentes, como la morfina y
derivados, son muy efectivos para mitigar el dolor, pero tienen
el inconveniente de inducir adicción, por lo que se
reservan para situaciones extremas en las que las molestias son
realmente intolerables.

Existe una gran diversidad de
técnicas quirúrgicas utilizadas en pacientes con
AR. Las más sencillas pueden llevarse a cabo mediante una
"artroscopia", es decir, a través de un tubo que se
introduce en la articulación, pero muchas otras, como
ocurre con el reemplazo de un articulación natural por una
prótesis, es necesario proceder a una intervención
quirúrgica convencional, en la que se debe realizar una
incisión amplia para poder actuar sobre los tejidos
afectados.

  • La artroscopia

La artroscopia es una técnica
consistente en la introducción de un tubo en el interior
de la articulación a través de un pequeño
orificio en la piel. El instrumento, denominado artroscopio, es
un tubo delgado y flexible provisto de un sistema de
iluminación y lentes que permite visualizar con claridad
las estructuras articulares. Además, a través del
artroscopio se pueden introducir diversos utensilios que,
manipulados desde el exterior, sirven para realizar
procedimientos quirúrgicos en el interior de la cavidad
articular.

La artroscopia, en el tratamiento de las
lesiones de la AR, suele realizarse bajo anestesia general,
aunque entraña mucho menos riesgos que la cirugía
convencional y permite que la recuperación sea mucho
más rápida. Está indicada para el
diagnóstico y el tratamiento de numerosos tipos de
lesiones que afectan a los tejidos interarticulares, en
particular de las grandes articulaciones, como las rodillas y las
caderas.

La artroplastia consiste en el reemplazo de
una articulación por una prótesis y es una de las
opciones quirúrgicas más utilizadas en pacientes
con AR. La artroplastia puede ser parcial o total, según
se reemplacen sólo algunos o bien todos los componentes
óseos de una articulación. Lógicamente, la
artroplastia conlleva la reparación o extracción de
otros tejidos articulares, como la membrana sinovial, el
cartílago articular y los ligamentos.

En general, este procedimiento se indica
cuando una articulación está gravemente
comprometida, en particular porque el dolor, la limitación
de los movimientos o las deformidades esqueléticas son de
tal magnitud que impiden al paciente llevar a cabo actividades
tan simples y necesarias como caminar.

Actualmente, la artroplastia se indica
sobre todo en caso de afectación de las rodillas y las
caderas, pues son éstas las prótesis con las que se
tiene más experiencia. No obstante, en los últimos
años se han ido produciendo notables avances en el
reemplazo total de otras articulaciones, en particular los
hombros y los codos.

A veces, durante la artroplastia o en el
postoperatorio se presentan algunas complicaciones que se pueden
prevenir seleccionando muy bien a los pacientes que se someten a
este tipo de intervención y mediante un riguroso control a
lo largo de todo el tiempo durante el que el paciente permanece
hospitalizado.

Aunque las prótesis pueden no
adaptarse bien o no mantenerse en buen estado al cabo de cierto
tiempo, últimamente se están consiguiendo unos
resultados muy satisfactorios con la artroplastia de rodilla y de
cadera, en particular en pacientes con AR. Según datos
estadísticos, estas prótesis se mantienen
funcionales hasta en el 95% de los pacientes al cabo de 10
años y hasta en el 75% al cabo de 20 años. Cuando
una prótesis está desgastada o por alguna otra
razón ya no es funcional, puede plantearse la conveniencia
de realizar un recambio de

Prótesis, procedimiento que requiere
una evaluación aun más meticulosa que la
colocación de la primera prótesis, pero que incluso
así está indicado en muchos casos.

  • La sinovectomia

La sinovectomia consiste en la
extirpación de una parte o la totalidad de la membrana
sinovial, el tejido en el que se inicia el proceso inflamatorio
de la AR. Este procedimiento quirúrgico se puede realizar
mediante artroscopia o mediante una intervención
quirúrgica convencional y está indicado para
eliminar el dolor y mejorar la movilidad de una
articulación afectada.

En la actualidad no se realiza con tanta
frecuencia como en décadas pasadas, porque se ha visto que
en muchos casos la membrana sinovial vuelve a crecer al cabo de
unos años, aunque sigue siendo común efectuarla de
forma complementaria cuando se lleva a cabo una cirugía
convencional para reparar los tendones u otras estructuras
vecinas.

Por el contrario, últimamente se
está difundiendo un procedimiento equivalente, conocido
como "sinovectomia isotópica o radiactiva", que consiste
literalmente en la destrucción de la membrana sinovial
inflamada mediante la introducción de sustancias
radiactivas en el interior de la articulación.

[1]La artroscopia

Conclusión

Con este trabajo he quedado muy satisfecho
y he mostrado sobre la verdadera importancia de esta enfermedad,
que es bastante silenciosa ya que pasa muy desapercibida y
además es muy difícil diagnosticarlo.

Es de una gran importancia ir a su chequeo
médica en lo principal aquellas personas de avanzada edad
ya por lo que vimos se podría decir que son las más
afectadas por esta enfermedad crónica
degenerativa.

Hay que cuidarse bastante del sistema
ósea, ya que las articulaciones llevan u importancia vital
ya que sin ellas los huesos rosarían.

Espero y este trabajo les haiga sido de
gran utilidad para ver esta enfermedad y más que nada
está hecho para la prevención y si la persona ya
padece de esta enfermedad saber cómo tratarla y no caer en
pánico ya que a habido casos de personas que caen en
depresión por esta enfermedad.

Debe de ser tratada correctamente ya que
aquí mencionamos bastantes tratamientos de los cuales muy
efectivos y espero que es trabajo les haiga sido de utilidad, es
un gran esfuerzo y a la vez un gran orgullo trabajar para el
lector.

Es un orgullo trabajar para así
llegar hasta su subconsciente y hacer un cambio verdadero en las
actitudes de vida y así poder llegar a prevenir lo que es
la AR y que usted lleve un tipo de vida mas saludable.

Glosario

Artritis: Es la inflamación de una o
más articulaciones.

Autoinmune: es
una enfermedad causada por el sistema inmunitario,
que ataca las células del propio
organismo.

Enfermedad crónica: a aquellas
enfermedades de larga duración y por lo general de
progresión lenta

Articulaciones: es la unión entre
dos o más huesos, un hueso y cartílago o un
hueso y los dientes.

Tumefacción: Hinchazón o
bulto que se produce en una parte del cuerpo

Mucosa: es una capa formada
por epitelio y el tejido conjuntivo subyacente que
reviste las paredes internas de los órganos que
están en contacto con el exterior del cuerpo. Suele estar
asociada a numerosas glándulas secretoras
de moco

Tejido conectivo: es un conjunto
heterogéneo de tejidos orgánicos que
comparten un origen común a partir
del mesénquima embrionario originado a partir
del mesodermo.

Leucocitos: son un conjunto
heterogéneo de
células sanguíneas que son los efectores
celulares de la respuesta inmunitaria

Anticuerpo:
son glicoproteínas del tipo gamma
globulina. Pueden encontrarse de forma soluble en
la sangre u otros fluidos corporales de
los vertebrados, disponiendo de una forma idéntica
que actúa como receptor de los linfocitos
B y son empleados por el sistema inmunitario para
identificar y neutralizar elementos extraños tales
como bacteriasvirus o parásitos.

Péptidos: son un tipo
de moléculas formadas por la unión de
varios aminoácidos mediante enlaces
pepiticos.

Fármaco: es toda
sustancia química purificada utilizada en la
prevención, diagnóstico, tratamiento,
mitigación y cura de una enfermedad

Membrana sinovial: es una fina capa
de tejido que recubre la parte interna de
la cápsula articular (estructura que envuelve
las articulaciones móviles de los animales vertebrados).
Tiene la función de producir un líquido
llamado líquido sinovial.

Osteoporosis: es una patología que
afecta a los huesos y está provocada por la
disminución del tejido que lo forma, tanto de
las proteínas que constituyen su matriz o
estructura como de las sales minerales de calcio que
contiene.

Reumatismo: es un término no
específico para problemas médicos que afectan a
las articulaciones, el corazón, los huesos,
los riñones,
la piel y pulmones.

Esclerosis: es un endurecimiento
del órgano o tejido debido a un
incremento de los tejidos conjuntivos. La esclerosis es, por
lo tanto, una enfermedad que deriva de otra, no es una enfermedad
autónoma.

Miopatías: es una enfermedad
del músculo o una enfermedad
muscular.

Genética: es el campo de
la biología que busca comprender la herencia
biológica que se transmite de generación en
generación.

Nódulo: agrupación
de células.

Tendinitis: es la inflamación de
un tendón

Bibliografía

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    Pathophysiology and implications for therapy. N Engl J Med
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    HARRISON"S PRINCIPLES OF INTERNAL MEDICINE. Mc Graw 15°
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  • 4. Osman GE. Toda M, Kanawa O, Hood LE
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  • 8. Badui E. El corazon y la artritis
    reumatoide. Arch Del In 1999; 69: 159 67.

 

 

Autor:

Juan Francisco Esquivel
Díaz

Universidad autónoma de Nuevo
LeónEscuela y Preparatoria Técnica
Medica

Español ll

Portafolio 1

02/04/14 Monterrey, Nuevo León,
México

Profesora. Enedelia Reynaga
Valdés

[1] Algunas células defensivas (A) se
encargan de detectar e identificar los elementos
extraños (D), como microorganismos y células
tumorales, y emiten las señales oportunas para que otras
células defensivas (B) los ataquen directamente y otras
(C) fabriquen y secreten anticuerpos (E) para
neutralizarlos.

Partes: 1, 2
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